Se considera semiamargo al chocolate que tiene por lo menos 35% de cacao puro.
Aunque ese porcentaje es el mínimo oficial, la mayoría de los semiamargos estarán muy por encima de ese nivel y no bajan del 50% –para repostería un estándar deseado es 60%, debido a la textura que producen los sólidos de cacao. Por su parte, un amargo rebasa el 70% de cacao y puede llegar al 100%, que difícilmente es grato al paladar.
Mientras mayor sea la concentración de cacao mayor es también la calidad, la
cantidad de beneficios, y el costo en el mercado.
Con el chocolate se asocia propiedades antioxidantes, buenas para la memoria, y
hasta afrodisíacas, además de producir dopamina y endorfina, “hormonas de la felicidad”.
El chocolate semiamargo es una excelente opción para trabajar o consentirse y combina lo mejor de varios mundos del cacao.